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Nubes (la luz al final del túnel)

“Parecemos presos y como presos pensamos escapar uno del otro y cometer la fuga” versa el poema Caifán “Nubes”.  En este momento en el que una pandemia nos transformó y una creciente violencia en México que parece no tener fin nos aterra, técnicamente deberíamos ser más solidarios y conscientes de que cada uno de nosotros tiene una batalla por biblioteca día a día. Hay quien tiene empleo pero no es remunerado de acuerdo a sus tareas y capacidades; hay quien no lo tiene y lo está buscando, hay otros que aunque no lo tienen no les interesa buscarlo lamentablemente, es cuestión de perspectivas. También es cierto que en estas circunstancias hay quienes ven oportunidades y quienes sienten que se hunden a pesar de que hacen diferentes esfuerzos para salir a flote. Este tiempo debe servirnos para aprender a pensar, estar abiertos a las ideologías iguales o diferentes a las nuestras pero que en los dos casos suponen un crecimiento de nuestra sociedad. Hay quien aun no se repone de la muerte de
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Amor amarillo

Ayer escuchaba en un programa sobre análisis de futbol, cuál era la anécdota que más recordaban al haber ido a un estadio a ver un partido.  Un recuerdo que permanece intacto en mi memoria fue la primera vez que vi al América en vivo.  En 1988, las Águilas enfrentaron al Irapuato en el Monumental Estadio Celaya de la Unidad Deportiva Miguel Alemán Valdés, en un partido de exhibición. Recuerdo que en aquel entonces el estadio era pequeñito, no superaba los 5 mil especta dores en sus tribunas laterales. Ahí estaba yo, enfundado en mi playera amarilla, en la tribuna poniente, en la mera orilla, parte de arriba, lado derecho, agarrado del pasamanos para no caerme. Me acompañaban mi papá y mi padrino Aarón. Cuando estaban dando la alineación del América me levanté emocionado cuando el sonido local mencionó a Alfredo Tena, mi máximo ídolo. Aún tengo en mi mente cuando levantó la mano y aplaudió volteando a ambas tribunas, haciendo las veces de abrazar a la afición americanista.  El partido

El regreso a la querencia

Por patria entiendo los placeres y sitios representativos de un lugar. Y el Tri pena tras pena. Yo aquí en Ciudad Papo entre notas, fotografías, geometrías, tiempos y noticias. La gran noticia no es la Selección Mexicana de Futbol, ni lo de Oaxaca. La gran noticia es que no tengo noticias. Bueno sólo que ando por León de los Aldama. ¿Haciendo qué? Pues divirtiéndome en Grupo a.m. otra vez. Ha pasado de todo en 3 años (y contando) que no me aparecía por aquí. Ir y venir de patria a patria (como cada miércoles y viernes), cabello más abultado, físicamente más maduro (dije físicamente). El destino me ha alcanzado. ¿Preocupado? No. Ocupado sí. Dejé a un lado mi comodidad en Celaya por buscar nuevas opciones de desarrollo profesional; por buscar un aliciente emocional que alimentara mi corazón, pero definitivamente pensaré mejor las cosas antes de volver a hacerlo. Bueno ya hasta las Águilas fueron campeones dos veces y no lo publiqué aquí. El León fue Bicampeón y no escrib

¿Un examen a conciencia?

La película ha dado de que hablar desde su estreno  En esta semana me dispuse (un tanto interesado, un tanto movido por la curiosidad) a presenciar el el cine el documental ¡DE P6nz6zo! (de panzazo). El filme es una crítica al sistema educativo nacional.  Una de las preguntas recurrentes en el desarrollo de este trabajo de investigación hecho por Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola, es ¿cuántos maestros hay en México? A decir verdad la cantidad de maestros no importa, vale más la calidad. Ya sé que eso es lo que busca este documental pero para mi gusto este tema es muy amplio y esta cinta debe ser el parteaguas de más trabajos en muchos temas que le atañen a la sociedad mexicana. No sólo son cifras y comparaciones con otros países de la zona, del continente o del mundo, debe haber un sentido, un compromiso, un por qué y para qué. La sociedad mexicana debe despertar. Estamos esperando que despunte, que florezca, que participe. Una duda que me asalta es, ¿nos han hecho par

Único

Ella siempre ha sido parte de Yo, una mujer excepcional. Esta historia comienza con un hombre al que llamaremos "Yo" y una mujer a la que llamaremos "Ella". Yo, es un apasionado de la lectura, un hombre de complexión media, cabello largo y de ideas claras. Entre sus convicciones están que "los enanos no crecen" y ser un "extremo izquierdo pegadito a la banda". La historia se centra en una etapa de despegue de Yo. Corre el año 2006, mayo, un mes muy importante para Yo no sólo por el Día de las Madres. Sabía que en ese mes hacía ya 47 años, en el seno de una familia de origen humilde, había nacido el héroe que lo impulsaba a diario, el primer maestro que le instruyó en el andar por la vida. Mejor conocido en su pueblo natal como Beto, un hombre entregado a sus raíces y a su pasión por la música, ese maestro siempre estuvo al tanto de Yo. En los primeros detalles que tuvieron que ver con las convicciones de Yo, Beto estaba presente. Le incul

Adiós con clase

Son las 10 de la mañana, hora de dar el último sorbo a mi café. Saco de mi portafolio el material de clases; recuerdo que un día como hoy llegué a estos espacios a mostrar mis habilidades y conocimientos para arropar a nuevas generaciones. Entro al aula como tantas veces pero se que será una de las últimas veces que te vea. ¿Será?. Cincuenta minutos. Tres mil segundos para generar la confianza de que todo es posible. Una hora menos diez minutos que se va como el agua. ¿Qué quería? Que lo entendieras, ¿qué buscaba? Que lo tomaras en cuenta, ¿qué logré? Sólo alejarte. Bien lo decía “El Mono” cuando me veía “desenfocado” como aquella mañana que estábamos parados a las afueras de la extinta automotriz que ahora es un casino: ‘Allá afuera está la vida’. Y le hice caso. De momento no sabía que rumbo llevaba pero confiaba, entendía e iba logrando peldaño a peldaño creer en mí como quise que tu creyeras en ti. El destino te trajo aquí, nos cruzó aquí. En algún texto perdido de mis ta

Album de Recuerdos

Así versa el título de una espléndida canción de José María Napoleón. Y va muy ligada a estas líneas que enmarcan mis 30 años de vida; seis lustros andando por aquí y por allá. Creo que si no nos sentimos plenos a esta edad quiere decir que no hemos vivido lo suficiente. Entonces me siento pleno. Nunca me había sentido mejor. Y lo mejor de todo es que primero que nada tengo de cerca a mi familia (que es bastante grande tomando en cuenta los hermanos que he escogido). Si he de hablar de lazos familiares pues entonces los aplausos se los llevan mis padres. Mi viejo por su sencilla filosofía de vida que se fundamentaba en existir para vivir. Mi madre por nunca darse por vencida a pesar de su paso de niña-adolescente-mujer madura. Ella que creyó en lo que muchos ahora ni siquera apuestan para trascender: El valor de una vida. Ahora, el destino la pone nuevamente a prueba pero he de decir que saldrá adelante sin duda. Una etapa de este álbum se remonta a 1983 cuando entre al quirófano por m